El suelo es techo y el techo es suelo, así ocurre cuando el barco en el que viajas encalla y se da la vuelta. Dos pasajeros, contemplan sorprendidos, que el comedor principal permanece exactamente igual pero al revés. Ni una mesa cayó al techo, ni una silla, ni un mantel, ni siquiera las fuentes soperas con sus respectivas sopas, y menos aún los vasos de agua con sus aguas.
Los pasajeros observan la escena con cierta satisfacción, la cosa podría haber sido mucho peor, ni quieren imaginar la misma escena con ellos mismos en el techo cenando como si nada mientras el mundo al revés, gobernado por capitanes ineptos, se hunde en los abismos.
Salen corriendo y buscan una salida.