Mi lunes encallado, no salió a la mar, no dio para más, apenas un boceto, un boceto de lunes, se quedó en eso. Cuesta echarse a la mar, esquivar las rocas de la costa, soltar bien las amarras y navegar a toda máquina lejos de la costa, hacia la inmensidad del océano, donde viajaremos a la par con las corrientes que traen los sueños y las ilusiones del otro extremo del mundo.