Sales de marcha con estos dos tipos, el del traje azul y el de rojo. Vas a un restaurante. Los tíos piden todo, cenan por todo lo alto. Tú pides lo más económico y ellos buscan los platos más caros de la carta y los mejores vinos. Tú bebes agua del grifo. Se ponen hasta la bandera y pagas tú. Recorreis mil bares, se beben hasta el agua de los floreros, tú te tomas un zumito. Pagas la cuenta. Se enfadan entre ellos, se pelean, separándoles te cae más de una torta. Les tienes que acompañar a casa porque no se tienen en pie.
Y no sabes por qué siempre te abstienes de tomar medidas al respecto,
te quedas en blanco,
te sientes nulo para eso.
Y como eres más alto, más listo y más guapo que ellos lo aceptas, en el fondo te dan lástima. Miras el amanecer rebosante de orgullo sabiendo que algún día las cosas cambiarán.
Pero hasta la fecha siempre te la lían, esto de ser digno cuesta un dineral y no lleva ningún sitio.
Mejor no abstenerse la próxima vez.