En la playa.
Nadamos y permanecemos en la superficie. Todo es claridad y la luz atraviesa el agua creando mil matices azul turquesa, sin duda nuestro color preferido.
Abajo, el abismo y la oscuridad. Nadie se aventura por las profundidades, no nos atrevemos, sólo algunos valientes. Decidieron que para apreciar de verdad el turquesa de la superficie hay que ver el turquesa oscuro y ennegrecido de la noche eterna en el fondo del océano.