Comparto con Iván esta profesión de ilustrador-dibujante publicitario y ese hilo nos ha conectado.
Leyendo los testimonios de las personas que me anteceden en este Diario de Retratos se muestran muchos de los rasgos de los que está hecha la vida; por ello me he ido sintiendo reflejado por los relatos que aquí se desgranan. “Soy un latido en el rio de latidos” dice Octavio Paz.
Quizás echo en falta un poco más de sentido del humor. Los tiempos no acompañan. No hay mucho y nos hace mucha falta porque nos ayuda a recorrer el camino cuando se hace tan cuesta arriba.
Siempre he intentado buscar el lado positivo de cualquier acontecimiento que me haya deparado la vida y actualmente el descenso en el volumen de trabajo me está permitiendo disponer de un TIEMPO del que durante años había carecido. Lo mejor de todo ha sido que ya no me he podido poner excusas para sacar mi faceta artística a la superficie.
Si tuviera que definirme profesionalmente diría sin dudar que soy un artesano. Me es absolutamente natural emplear mis manos como generadoras de objetos. Me gustan todo tipo de herramientas y materiales. Hago dibujos, pequeños muebles, lámparas y últimamente modelados en plastilina que me van acercando al mundo de la escultura. Puedo decir que haciendo estas cosas soy razonablemente feliz.
En la obra que realizo el concepto de belleza y armonía ha de estar presente. Sé que no es un concepto “moderno” en los caminos que transita el mundo del arte hoy por hoy pero lo reivindico porque siempre que estoy ante algo bello mi espíritu se ensancha, salgo de mí mismo para transitar la dimensión que me ofrece el artista y si tengo la capacidad de transmitir aunque sea por unos momentos esa sensación a quien observe mi obra me siento en la obligación y en el placer de hacerlo. Por supuesto no le niego el espacio a otras percepciones ya que tienen todo el derecho a mostrarse y es hasta posible que yo me mueva en alguna de ellas en cualquier otro momento pero actualmente es este mi camino. Lo feo y desagradable ya ocupa bastante lugar. Coincido con Jodorowski en estas dos reflexiones: “Nuestra sociedad está enferma y por eso genera un arte enfermo”. “El arte solo me interesa si sirve para sanar”. Elijo un arte más sano, alegre y optimista.
Cristóbal Rodríguez Leiva
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