24 de julio. Río de Janeiro en París.
Cuando una noche parisina se convierte en carioca, cuando mis rodillas cubiertas por sábanas son montañas, las almohadas el Pan de Azúcar, el peluche olímpico el Cristo de Corcovado y el temor a ser asaltado una pesadilla y un desvele fruto de una cena excesiva.