El Amazonas, mil ríos en uno sobre un tapiz verde infinito. Entre Sao Paulo y Manaos no hay nada. Casi no veo carreteras ni alguna ciudad pequeña. El piloto nos lleva por una zona sin población a propósito, quizás. O es que todos los brasileños viven en Sao Paulo. El viaje se divide en dos: zona de secano con cultivos y alguna carretera y selva. La frontera es difusa. Aparece un árbol, dos, ocho, cuarenta, novecientos, nueve mil y ya se pierden en el horizonte durante dos horas. Según parece antes era más porque la selva abarcaba más territorio.