Comienza en una casa de campo en Cádiz a la que le sigue la portada de la Feria de Sevilla con sus casetas. Sube un valle, cruza un célebre puente de una famosa ciudad malagueña, baja por una carretera de mil curvas y desemboca en una calle sevillana, un hotel y la estación del Ave. De ahí un arco con una escultura señalando un futuro prometedor por una avenida de corte estalinista. Al final, una maraña de rascacielos, de esperanzas y suspiros que se apagan en la punta de cada antena. Todo ello al atardecer.
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