Aunque pueda resultar de una poética muy barata, acudí a que Iván me dibujase en un momento muy concreto de mi vida en la que yo misma estaba redibujando determinadas cosas -os dije que era barata, lo siento-. Nunca me gustaron ciertas metáforas ni el lenguaje de gente como Paulo Coelho, pero es así.
Todo eso que dicen de que crisis significa oportunidad en japonés está muy bien y muy sobado, pero para mí la palabra crisis no tiene connotaciones positivas, las cosas como son. Significa miedo y significa que mucha gente no pueda dedicarse a lo que le gusta y se le da bien. Significa que, aunque haya podido irme a vivir sola, a la hora de firmar el contrato de mi nuevo piso y me comprometiera a estar mínimo un año en él, lo primero que pensara fuese ‘mierda, no voy a poder dejar mi trabajo hasta, por lo menos, el año que viene’. Significa muchas cosas que no hace falta que os explique, porque también os han pasado, imagino.
Sin embargo, y para no ser absolutamente cenizos, también se aprenden muchas cosas. Ya que no creo que pueda ganarme la vida escribiendo, he redescubierto el gozo de hacerlo por puro placer. Así como Iván dibuja para ser mejor dibujante, y, en consecuencia, tener más opciones laborales, yo he decidido escribir para volver a pasarlo bien escribiendo. Dejar de darle tantas vueltas o de andar a la caza de nuevos medios donde publicar. Me gusta escribir y quiero seguir disfrutando de ello, así que no voy a permitir que me agobie. No sé si es una lección positiva o no, pero es un paso a hacer las cosas por mí misma independientemente de lo que suceda alrededor. Y eso, es el primer boceto de ese proceso de redibujamiento del que hablaba más arriba. Así que oye, ni tan mal, ¿No?