Una vez saltada la verja lo demás es un paseo.
Nos desnudamos de cintura para arriba para hacer más difícil nuestra detención, ya nadie nos podrá parar.
Tras más de uno, dos o tres años de viaje, entramos victoriosos al centro de estancia temporal para inmigrantes al grito de «¡¡¡ Barça-Barça !!!».
Somos gigantes, lo hemos conseguido.