El conejito blanco que salía en las noticias del mediodía, miraba desde su ventana cómo nieva en Europa. De espaldas a la cámara, atento al paisaje en el que los copos que no dejan de caer y poco a poco, de un modo muy suave, muy sutil, cubren el mundo sin que casi se dé cuenta. Ni él ni el resto de los conejitos blancos se reconocen ya, se confunden entre tanta blancura. Dentro de poco todo será blanco continuo, habrá que esperar al deshielo, si es que llega.