En algún lugar del mundo, en estos momentos: alegría y saltos, pérdida total de la compostura, especie de danza contemporánea fuera de sí sin orden ni ritmo, así podría ser el despacho de los malos del mundo celebrando las maldades logradas al término de la jornada de hoy. Mañana más mal y si hay éxitos, la exaltación final. Así es el día a día de los malos del mundo que seguro, desde una oficina en algún rascacielo, inventan todos los males que sufrimos en esta época.