La pastilla de jabón se va a acabando. Se pega a una nueva y con el uso llega a formar parte de ella. Llega un día en la que esa misma pastilla, gastada, hay que pegarla a una nueva, y así sucesivamente. De forma imperceptible, el jabón va acumulando miles de finísimas capas correspondientes a periodos de nuestra vida. Como los anillos de los árboles, vaya.
No rompas la cadena, no te quedes sin jabón.
No uses jabón líquido.