Todos los años rendimos cuentas económicas con Hacienda en la Declaración de la Renta, ¿por qué no hacemos lo mismo con el Ministerio de Cultura? Si justificamos todo lo ganado y gastado, ¿por qué no todo lo aprendido, creado y disfrutado? Así todos tendríamos que reflexionar sobre los libros que hemos leído, los conciertos y películas contemplados, las exposiciones visitadas y anotarlo todo en nuestra declaración anual. Una recolección de títulos y nombres que nos recordarían las sensaciones y experiencias que vivimos mientras los disfrutábamos. También anotaríamos en otro epígrafe los actos culturales que hemos creado. Ese poema que escribimos a nuestro amor, el corto que rodamos con amigos, los cuentos que inventamos para que durmieran nuestros hijos y hasta las canciones que perpetramos en un karaoke. Y también nos desgravarían los viajes que hemos hecho y lo que hemos aprendido de otras culturas. Contando más si saliste del hotel y te mezclaste con los habitantes y costumbres que si te quedaste en la piscina hinchándote de mojitos.
Mi declaración de la Renta de este año va a ser desastrosa, para mí y para Hacienda. La crisis ha hundido mis ingresos y los números ya no llegan a nada. Pero mi declaración de Renta Cultural ha sido bestial, siendo sin duda el año más creativo de mi vida. Comenzó en Uruguay, escribiendo un guión de largometraje que espero algún día ver en pantallas, y ha continuado devolviéndome aventuras que creía olvidadas como el teatro. De las tres obras que he escrito, he tenido la suerte y la alegría de ver dos de ellas representadas en el Microteatro. Y también me anima la creación de dos formatos de programas televisivos, que andan moviéndose, y el estreno de Entre Esquelas, aunque sólo fuera una semana y en pocas salas pude ver mi guión convertido en película. Y contagiado por las exposiciones maravillosas que disfruté de Chagall, Kirchner, Hopper o Gauguin ha «salido del armario» una de mis pasiones ocultas, la pintura. Me compré unos óleos y, sin ningún complejo, he pintado ya varios cuadros. Estoy tan crecido que ya sueño con una exposición este año.
Y el 2013 comienza con movimiento: el rodaje del guión de cortometraje «El muerto Viviente», que dirigirá Adán Martín, y la puesta en marcha de un proyecto Transmedia de tema paranormal que voy a lanzar junto a mis amigos de El Embalse y Ecubia.
Sí, la crisis, va a hundir nuestras declaraciones de Hacienda, pero la Declaración Cultural depende sólo de nosotros y hay muchas oportunidades ahí fuera. Porque podremos estar «desempleados», pero «parados» nunca.
David Esteban Cubero
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