Cuando hace un tiempo descubrí el trabajo de Iván gracias a las en ocasiones denostadas redes sociales, contemplé a un artista lleno de vitalidad, capaz de plasmar una personalidad única en cada uno de sus trabajos. Me atrapó su colección de “Retratos de la crisis”, en la cuales personas normales y corrientes, a las cuales nos cruzamos día a día en la calle sin conocer su historia, se descubrían ante el artista mostrando sus inquietudes y reflexiones. Durante un tiempo, me encantó leer sus reflexiones y admirar sus retratos. Hasta en ocasiones jugué a leer sus impresiones, imaginarme su cara e intentar adivinar si la imagen que Iván había plasmado se parecía a esas que yo había recreado en mi mente.
Cuando me propuso que posara con el violín, mi instrumento, acepté encantado. Ese pequeño instrumento de cuatro cuerdas que tantas alegrías y frustraciones me dedica día a día. Os dejo una pequeña muestra de mi pasión/profesión que espero disfrutéis: http://www.youtube.com/
Sin duda, posar para Iván ha sido una experiencia maravillosa para entrelazar dos ramas artísticas que en contadas ocasiones se cruzan.
¡Gracias Iván!