LA HISTORIA DEL AMOR, CAPÍTULO 10. Nicole Krauss.
En la Edad de Cristal, todos creían tener una parte del cuerpo sumamente frágil. Unos una mano, otros un fémur, otros la nariz. La Edad de Cristal siguió a la Edad de Piedra, a modo de correctivo dentro de la evolución, introduciendo en las relaciones humanas una sensación nueva de fragilidad que favorecía la compasión. Este período tuvo una duración relativamente corta en la historia del amor -un siglo aproximadamente-, hasta que un médico, el doctor Ignacio de Silva, descubrió un tratamiento consistente en invitar a las personas a tenderse en un diván y luego administrarles un vigorizante manotazo en la parte del cuerpo en cuestión, para demostrarles la verdad. La ilusión anatómica que tan real había parecido fue desapareciendo poco a poco y -al igual que tantas cosas que ya no necesitamos pero de las que no podemos acabar de desprendernos- se convirtió en un vestigio. Y, de vez en cuando, por razones que no siempre pueden entenderse, aflora de nuevo, lo que indica que la Edad de Cristal, al igual que la Edad del Silencio, aún no ha terminado del todo.