El día 3 de mayo de 1930 Manuel Azaña , quien años después habría de ser presidente de la Segunda República española, dictaba una conferencia sobre Cervantes y con gran lucidez y anticipándose a la crítica más moderna sobre el Quijote . De esta lectura pública, en la que Azaña el político, el intelectual puso de manifiesto sus extraordinarias dotes oratorias, resultó un volumen publicado en 1930 y que, bajo el título La invención del Quijote y otros ensayos , contenía una sagaz interpretación de la obra cervantina, libre al fin de cualquier veleidad nacionalista.
Dice Juan Goytisolo que Azaña, en este libro, posó por primera vez en España una mirada moderna, a mil leguas de la de los autores del 98 sobre el Quijote , en lo político y lo literario. Cervantes aparece aquí como un renovador que mediante la escritura es capaz de realizar el milagro de fundir literatura y vida: implanta ante mis ojos dice Azaña unas formas de vida no expresadas antes por nadie. El yo del escritor se funde con el del personaje en un hábil juego de máscaras, que permite a Cervantes mixtificar con la autoría de Benengeli. Manuel Azaña que fue él mismo trágico personaje quijotesco destaca aquí el clamor del personaje y del creador en busca de la identidad (¡Yo sé quién soy!) como una de las claves de la obra.
En este libro se recupera por fin, a los setenta y cinco años de su aparición, la lectura que hace Azaña del Quijote , en edición de David Hernández de la Fuente , especialista en literatura clásica.
En la portada, el Quijote en su viaje a través del tiempo llega al mundo moderno, en el que los antiguos molinos son ahora rascacielos.