Soy una puta, un maricón, un vago y un yonki.
Me gustan las fiestas, los hombres, la coca y la fama. De hecho, esto es todo lo que hago, he hecho y haré durante toda mi vida, por eso me dedico al teatro. Yo he nacido con mucho talento, tanto talento que lo reparto por todos los rincones… me sobra. Tengo tanto que me angustia. ¿Trabajar? Para los pobres ignorantes. Yo disfruto de la vida… me subo a escena, siempre como protagonista, no me aprendo el papel, porque con tanto talento, se me queda en la primera lectura. No ensayo, porque con tanto talento, leo el pensamiento de mi director y adivino las replicas de mis compañeros. Cuando mi rol no es actuar, sino dirigir es todavía mejor. Me siento enfrente de ellos, los actorcillos, y si me aburro me quedo dormido y punto. Si me divierten me río, no demasiado por si acaso piensan que lo saben hacer bien… el talento lo tengo yo, no ellos…
Lo mejor es con mi familia, les cuento el día de “trabajo”: hoy con mi compañía Proyecto Bufo he estado 5 horas haciendo un trabajo de investigación escénica sobre la violencia estructural. Ellos me miran con cara de alucinados y acto seguido me animan a que estudie QUIMICA… ¡hostia!, con 34 años nunca me había planteado esto… es que con tanto talento uno no piensa nunca. Y a mis amigos, les cuento: ¡uff!, hoy he tenido un día duro, no he sabido resolver un problema de uno de los personajes de la obra.
Para que me anime, lo primero que hacen es ponerme una raya encima de la mesa, porque saben que es lo único que hago bien. Y yo digo…YUJU, YUJU!!!!!
Mañana ensayo, pero con la resaca que tendré, que trabaje el tendero que él sí que tiene una vida digna.